Vestigio.

Tirado, con ojos sombríos y sin mucha vida, me atrevo a recordar aquellos tiempos en los que habitaba color en mi reflejo del espejo. Sentimmientos que creí disueltos y ya inexistentes han demostrado haber sólo estado ocultos, bajo las alfombras de mi mente, o en sus lugares sombríos. Residiendo como ratas en mi granja se han reproducido y han tomado fuerzas, han venido disfrazados de sentimientos gratos sólo para acercarse lo suficiente como para sujetarme y adherirse al peso de todo lo que causa el martirio y guerra en mi cabeza.

Confusión, oscuridad, impotencia, una sensación de un escalofrío doloroso que recorre el cuerpo en su totalidad, sentir que por más rápido que se muevan las piernas se quedarán resbalando e inestables en una laguna de arena tragadora de hombres.

Que los latidos que impulsan la sangre no van a ningún lado y que nunca volverán, que le demos tanta importancia a la vida que tanto odiamos... Que la bipolaridad que rige nuestras vidas se aplique a todo aquello percibido por la vista.

Que la existencia me parezca tan vanal como para decir que veo la muerte como recompensa. Sufrir por sangre, tiempo y polvo, y expresarlo en tinta. Nunca llegaré a comprender por qué se busca la felicidad a través del sufrimiento.