19/12/10

Las flores crecen bajo constante supervisión, si florecen o no, es asunto de ellas.

Hoy me han vuelto a sentar en esa banca, fuera del juego, lejos de la competencia. Totalmente en contra de mi voluntad, me adhiero a la banca porque aunque el juego sigue no me conviene apostar, aunque no disfrute un sólo segundo viendo a otro robarse sus bases, ganar sus tie-breaks o anotar sus touchdowns, aunque la ira me deje ciego al golpear mi cara con la pared como amonestación, aunque duela y tenga que soportar el chirrido de mis dientes; sabía que todo esto venía, tuve la culpa, y este es mi castigo.
Después de pasar largos siglos sin sentir, sin sonreír, sin gozar, en un momento tuve todo contigo; la sonrisa, el gozo, el sentimiento, la esperanza. Todo tiene su fin, y por desgraciado que sea, este es el nuestro. Y que el inmenso dolor que retuerce mi columna vertebral y hace que se quiebren mis costillas sea un buen indicador para recordarme que estoy vivo, justo como lo hiciste tú. Recordaré ser más cuidadoso y menos humano, así mi concha misteriosa de la pena se verá imbuida por una larga reverberación del dolor y la experiencia que viene de sus entrañas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ta celoso verdad?